Una alianza que convierte la tierra en terapia, la semilla en aprendizaje y la cosecha en futuro.

Pereira, 5 de noviembre de 2025 El Hospital Mental Universitario de Risaralda, HOMERIS, en convenio con el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), adelanta una estrategia de formación y resocialización con los pacientes inimputables del centro asistencial. A través del cultivo de una huerta orgánica, estas personas que enfrentan condiciones de salud mental y medidas judiciales especiales están encontrando en la tierra una herramienta de aprendizaje, ocupación y reconstrucción personal.

La iniciativa, que ya completa dos años de desarrollo, hace parte del proceso de atención integral y terapia ocupacional que el hospital promueve en articulación con el Centro Agropecuario del SENA.

Cada semana, durante dos horas, los participantes realizan todo el ciclo agrícola. Desde la siembra y cuidado de las plantas hasta la cosecha y venta de los productos dentro del hospital.

“Estamos cosechando maíz, rábanos, lechuga, cilantro y tomates. Es un proceso muy bonito, donde ellos aprenden, se forman y, sobre todo, se sienten productivos y funcionales. Buscamos que este tiempo en el hospital sea útil, amable y formativo”, explicó Mónica García, trabajadora social de HOMERIS.

Los productos cultivados, 100% naturales, sin químicos ni preservantes, son adquiridos por funcionarios del hospital, generando pequeños ingresos que se reinvierten en beneficio de los propios pacientes.

Para Federico Restrepo Escobar, gerente del Hospital Mental Universitario de Risaralda, el objetivo va mucho más allá del trabajo agrícola, “Queremos reincorporar a estas personas a la sociedad, hacerlas útiles, mostrar que son capaces de aprender y producir. Esta huerta es una terapia viva, un espacio de formación con el SENA y un paso hacia la dignificación y la inclusión”, afirmó el gerente “Además, estamos gestionando nuevos programas como panadería y artesanías, y acercamientos con la Secretaría Municipal de Salud para fortalecer su atención integral”, añadió.

Desde el SENA, la instructora Catalina Villamar destacó la entrega y disciplina de los pacientes “Les enseñamos buenas prácticas agrícolas, y verlos trabajar con compromiso, con la ‘camiseta puesta’, es inspirador. Ellos han hecho todo: labrar, sembrar, trasplantar y cosechar. Es una terapia que definitivamente transforma”, comentó.

Para los beneficiarios, el impacto también es profundo. Uno de los pacientes resumió la experiencia con esperanza “Yo no conocía ni una semilla. Hoy sé sembrar, cuidar, recoger… y hasta vender. Aprendí algo que quiero seguir haciendo cuando salga, porque sembrar también es sanar”.

Esta alianza entre HOMERIS y el SENA demuestra que la rehabilitación puede florecer desde la tierra, que el trabajo con las manos puede sanar la mente y que sembrar en comunidad también es cultivar segundas oportunidades.